sábado, 17 de octubre de 2009

Nuestro amigo Efraim. Un comunista convencido

Esta tarde hemos tenido una de las charlas más interesantes de todo el viaje.

Hemos quedado con uno de los contactos que nos había facilitado nuestro primo Juan del partido comunista. Su nombre era Efraim.

Quedamos con él a las seis de la tarde en la calle Hess de Tel Aviv. Nos dijo que era una especie de sótano, que no estaba al ras del suelo. Nosotros nos esperábamos una cafetería o algo así, pero allí no había nada. Teníamos alguna duda sobre si la dirección de la calle sería la correcta, así que tuvimos que llamarle por teléfono otra vez.
Al hablar con él, nos confirmó que en efecto, estábamos en el sitio correcto y él apareció a los pocos minutos.

Era un hombre de unos cincuenta años y pico, nos saludo escuetamente y nos pidió que le siguiésemos. Después de abrir una puerta metálica con dos candados y otra de madera aparecimos en una sala de reuniones presididas por dos cuadros a tamaño natural del camarada Lenin y Marx. Claramente, se trataba de las oficinas del partido comunista.

Tras ofrecernos un café o un té nos sentamos alrededor de la mesa y nos presentamos escuetamente comentándole a que nos dedicábamos y como habíamos sabido de él.

Como de costumbre, el trabajo de Diego, en la ONU impactó mucho más. Me tengo que inventar un trabajo más exótico para este tipo de viajes, lo de ingeniero suena demasiado vulgar.

No tardamos demasiado en comenzar el bombardeo de preguntas al que le sometimos durante aproximadamente tres horas.

Efraim había nacido en Argentina y se había venido huyendo de la dictadura miliar en el año 76. Al igual que a muchos de los inmigrantes de hoy en día, no le trajo ningún motivo ideológico o religioso, simplemente era el único país que tenía las puertas abiertas.
Sus abuelos habían emigrado a Argentina desde Rusia y Europa del Este. Estos aún eran algo religiosos, sus padres ya poco y él, como buen comunista, nada.

Estaba casado con una francesa y tenía dos hijas. A diferencia de muchos inmigrantes que hemos visto aquí que tardan una generación en perder el idioma paterno, las chicas hablaban, español, francés, hebreo, inglés y algo de árabe. Casi nada!!

En el partido comunista de Israel, creo que pertenecía al consejo de dirección. Debía de ser un personaje relativamente importante dentro del partido. Era además profesor de historia en la universidad de TelAviv y se veía que tenía un conocimiento muy profundo de lo que hablaba.

Nos estuvo explicando multitud de cosas que intentaré resumir lo mejor que pueda.

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