Allí nos encontramos con la típica madre española, “Mari, no te acerques tanto que me da miedo”, Diego y yo estábamos a la espera de la siguiente frase, “ Mari, ponte el jersey que tengo frío”. Esa frase, sin embargo, nunca llegó, parece que Mari no tenía genes gallegos.
Después de unos cuantos SMS desde y al móvil de Diego nos volvimos al hostal para recoger las mochilas y coger el bus que salía a las cuatro de la tarde.
En el hostal tenían a un chaval de vigilante que no sólo no hablaba inglés, sino que tampoco tenía muchas luces. Al coger el equipaje nos pidió “Money”, pero nosotros ya habíamos pagado por la mañana al encargado. Vino otro chaval que sí hablaba inglés y entre los dos estuvieron intentando llamar al encargado. Al cabo de una media hora de no encontrarlo, nos dejaron irnos a coger el bus.
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