Yo llegué al Cairo sobre las 20:30, me sorprendió mucho el aeropuerto por lo moderno y limpio que está. En la entrada del aeropuerto me asaltó el típico taxista, en principio pidiéndome 50 Eur por llevarme al hotel. Pensando que habría cientos de ellos en la puerta no le hice ni caso y seguí caminando. Mi sorpresa fue cuando en la puerta no había prácticamente nadie. Este país me estaba pareciendo demasiado civilizado. Acabé pactando el precio, ahora no recuerdo si 10 Eur o 20 Eur y me llevó al pedazo de hotel que nos había reservado mi amiga Patricia de Viajes Halcón.
Al día siguiente por la mañana bajamos al restaurante para desayunar y tras pasar un par de veces por la “egg station” tomamos ruta hacia el centro de la ciudad ya que el hotel donde estábamos alojados se encontraba bastante lejos. Con nuestras mochilas a la espalda salimos de este hotel de 5 estrellas hasta la calle principal. Allí l a gente nos ayudó a elegir el autobús apropiado y después de jugarnos el tipo cruzando la calle nos montamos en el bus que nos llevó tras media hora de tráfico congestionado hasta el “downtown” de El Cairo.
Una vez nos bajamos nos encontramos en medio de un tremendo caos de coches y personas en el que no distinguíamos nada entre tanto ruido, polvo y calor. Empezamos a andar con la intención de encontrar un hostal barato pero al poco tiempo, vimos que la empresa era complicada. Tras callejear por barrios poco frecuentados por turistas, nos metimos en un Internet café lleno de niños jugando con los ordenadores. Buscamos información sobre alojamiento en la ciudad y tras apuntar el nombre y dirección de los hostales salimos a la ciudad a elegir uno de ellos. Terminamos en el “Brothers hostel”.
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